Astrid es escultora y artesana con una amplísima experiencia, ofrece talleres en Hoyo de Manzanares y realiza exposiciones por los pueblos de la zona.
Además de dedicarse al mundo del fieltro es también cocreadora de Yolsandals, una saldalia con estimulación reflexológica zonal.
En este artículo nos habla sobre los beneficios de escoger la lana a la hora de vestinos o elegir los juguetes para nuestros pequeños.
Algunos aspectos sobre los beneficios de la lana natural
La lana forma parte de mi vida desde que nací, creo yo. Habiendo nacido en Febrero en Alemania hace más de 50 años, las casas no eran tan confortables ni optimizadas energéticamente como las que conocemos hoy, así que a mi madre no le quedó otra que envolverme en mantas de lana, ponerme camisetas de lana, gorros, calcetines y guantes de lana….vamos, no lamentarse, sino afrontar el frío con sentido, y, como decimos hoy, ¡de una manera totalmente sostenible!
Porque la materia prima no vino ni de Argentina ni de Nueva Zelandia ¡no! Procedía de alguna oveja, parte de los múltiples rebaños que pastaban en los verdes pastos de la proximidad. Esta oveja fue esquilada a mano, o bien por su dueño o por los muchachos que se dedicaban a ello, yendo de rebaño en rebaño por la zona para realizar su oficio con conocimiento y respeto hacia el animal.
Pensándolo bien, he conservado esta costumbre como una herencia valiosa: antes de poner ahora, en otoño, en seguida la calefacción, empiezo a taparme tb dentro de casa: una finísima camiseta de lana, (¡hay que ver qué diferencia en el confort térmico produce!) unos calcetines de lana y claro: ya no estoy con manga corta, sino con un jersey de lana en casa. Y sobre la cama luce ahora otra vez la manta de alpaca que me traje hace 27 años (!!) de Perú….. que a pesar de sus años está en perfecto estado, ya que la cuido adecuadamente.
Esto ha sido un salto de mi primera infancia al día de hoy…¿Qué pasó entremedias? Recuerdo que las ovejas eran mis animales preferidos. Mis muñecas de tela y los animalitos estaban o bien hechas de punto o rellenos de lana cardada. (“cardada” es el estado en que se queda la lana después de haber sido esquilada, lavada y secada, que la pasan por los aparatos de cardar, que son cilindros con púas que desenredan la lana y la dejan esponjosa, casi como el algodón crudo.)
Rellenar los juguetes de tela con lana tiene la impresionante ventaja, que al jugar con ellos, achucharlos, mimarlos, cuidarlos, siempre emanan un calor natural y dan la sensación que llevan algo “verdadero” dentro. No así un relleno sintético que no pesa, que no tiene “personalidad” y que no posee ninguna cualidad, ni calórica ni curativa. Si un pequeño paciente duerme abrazando su muñeca, le da un leve calor al pechito…¡más que un episodio de tos y mocos se me ha curado así!
Digo “leve calor”, porque la lana natural no agobia, ya que es transpirable, incluso tiene la increíble capacidad de absorber humedad sin que la notes húmeda.
Igualmente cuando pensamos en la cama de invierno: esta manta encima del edredón o funda nórdica, y/o una capa de lana debajo de la sabana. En una cama de infantil o en la cuna, sirve perfectamente un jersey nuestro que quizás ya no tiene remedio y le podemos dar así una segunda vida. ¡Hay que ver qué a gusto se quedan nuestros peques! Y la misma y quizás más urgente recomendación para los carritos de los bebés: ¡cuántas veces se ve a la mamá con guantes y bufanda llevando el carrito, y dentro el nene, con un traje sintético y sin más “envoltura” que quizás una manta guatata, ¡por supuesto también de poliéster!
La única ventaja práctica que tiene el sintético es que se puede lavar en la lavadora.
Pero, aunque parezca sorprendente: la lana
1) No se ensucia con tanta facilidad, ya que justamente repele el polvo y el agua si se le cae encima, ante todo cuando esté afieltrada, y
2) Aireando y/o soleando las prendas, sueltan lo absorbido (sudor, olores), y quedan higienizadas como si las hubiésemos lavado. Con esto no quiero recomendar no lavarlas nunca, solo decir que no necesitan tanto lavado como una prenda sintética, que no puede absorber nada, ya que su fibra está cerrada.
Hablando de fibras: la fibra es el pelo que vemos con los ojos. Lo que solo vemos con la ayuda de un microscopio es la consistencia de dicha fibra. Voy hablar aquí sólo de su capa exterior, la cutícula: Casi todas las lanas de las múltiples razas de ovejas poseen esta capa, que consiste en millones de escamas (solo las ovejas para el consumo de su carne no poseen la cutícula).
Gracias a estas escamas, las fibras absorben y transpiran. Y son ellas también las responsables, que en un uso inadecuado la lana se afieltra y endurece. O mezclado con sintético, por ejemplo en un jersey, forman las no deseadas bolitas, el “pilling”. Si ocurre eso en un jersey de lana natural 100%, la lana o bien no ha sido bien hilada y tiene un tramado muy abierto, o se ha reciclado lana y se le ha añadido sustancias adhesivas, para poder formar un hilo de fibras extremadamente cortas. ¡Un jersey de buena calidad no produce bolitas!!
Las fibras de las mencionadas alpacas (igual que todos los camellos como la llama, la vicuña y el guanaco), son fibras huecas. Como un macarrón, para hacernos la idea. Por eso estas lanas son extremadamente ligeras. No poseen la cutícula, por eso no hay pilling en sus prendas.
Volviendo a mi camino personal lanero: aprendí a tejer de mi abuela con 5 años. A partir de ahí mis muñecas disfrutaban de múltiples modelitos inventados. Lo considero como una gran suerte haber podido ir a una escuela Waldorf, donde chicas y chicos aprendimos a tejer, hacer punto, a tejer en el telar, a coser a mano y a máquina, hacer macramé … ¡hablando solo de la parte manual textil!
De esta manera era natural para mi, siempre que fuera posible, confeccionar mi ropa yo sola, transformando cosas, reciclando restos.
Mi estancia de varios años en Sudamérica ha sido un regalo especial por mi gran pasión por lo textil: por un lado pudiendo admirar piezas de lana de miles de años, por ejemplo las telas de las momias, conservadas bastante bien en el desierto de Nazca, sus diseños, sus colores…!! Y por otro lado ver cómo trabajaban en tiempos actuales este material tan versátil.
Fue en el 2000 cuando conocí el fieltro artesanal. Como escultora que soy me tuvo cautivado desde el primer momento. De hecho, los primeros años hice exclusivamente esculturas de fieltro, luego pasé a bisutería, que también eran “esculturas”… ¡no sé cómo he tenido tanta paciencia en hacer aquellas piezas únicas y amorosas!!
Luego me dediqué más a complementos, de moda y de hogar … !las posibilidades del fieltro son interminables!!
Pero yo sí termino aquí, si os interesa saber más sobre el fieltro artesanal, echad un vistazo a mi web: www.tumano.art
¡Un abrazo lanero!
Astrid Weissenborn
Hola! mi web afiertrArte.com está ahora en http://www.tuMano.art. ¡Descubre todo lo que ofrezco en ella!