Esto es una reflexión que sale de un día triste pero no por eso para mi es menos cierta. La cultura de la inmediatez está acabando con nosotros.
La inmediatez acabará con nosotros, empezando por el monedero y terminando por la naturaleza.
Grandes multinacionales que te entregan en un click cualquier producto en menos de 24 horas acaban con el comercio local, con las tiendas de barrio y con los productos de cercanía.
Marcas de cosméticos que te prometen una cara más joven después de unas horas sin hablarte del sufrimiento animal que hay detrás de sus experimentos o de los efectos secundarios de la química que utilizan. Y al final te guste o no el tiempo pasa por todos.
Medicamentos que te quitan cualquier dolor en 10 minutos y no nos permiten vivir el proceso de curación, cortando cualquier intento de nuestro organismo por autosanarse y haciendo que poco a poco hasta se olvide de como se hacía.
Cadenas de restaurantes que te dan de comer en 5 minutos para que termines el plato en 10 y no te plantees que es lo que estás dando a tu cuerpo, dónde estás gastando tu dinero ni cuánto realmente vale eso que consideras barato pero que muy probablemente no lo sea.
Muchas de estas acciones además se dan a costa de malos salarios, malas condiciones de trabajo, mala gestión de residuos, mucho plástico y muchas lucecitas de colores que nos ciegan.
En ningún momento digo que todo esto en alguna ocasión no sea necesario o incluso vital. Pero lo hemos convertido en un hábito y si en algún momento queremos o debemos salir de ahí vamos a sufrir mucho.
¿Qué pasaría si?
¿Y qué pasa si quiero un vestido y en vez de tenerlo en un click tengo que esperar a tener un rato libre para ir a comprarlo?
Pasa quizá que me doy cuenta de que no lo necesito, o de que puedo mirar si lo tiene alguien de segunda mano, o si me lo prestan o si en vez de ese busco uno parecido de origen sostenible y sin trabajo esclavo.
¿Qué pasa si dejo de comprarme 10 vestidos que no necesito a 5€ y me compro uno que de verdad me gusta por 50€?
Pasa quizá que alguien en algún lugar del mundo tiene un trabajo digno en una empresa con buenos valores y eso le da una vida feliz. Que muy probablemente me dura más tiempo que todos esos vestidos a 5€ y que a la larga signifique que gaste menos dinero.
Y también puede que pase que al abrir el armario por la mañana y no tener tanto donde elegir me de más calma mental y me sienta feliz. Porque además ese vestido, por todas las decisiones que le han acompañado es más precioso todavía de lo que era el día que me lo compré.
La cultura de la inmediatez nos hace creer que necesitamos eso y lo necesitamos YA! pero no es cierto, hay tiempo para pensar e incluso para equivocarse.
Ahora se le llama slow life pero simplemente es vivir respetando nuestro cuerpo, nuestro planeta y a todos los seres vivos que lo habitan.

Llegados a este punto me gustaría hablarte de algunos conceptos que reflejan filosofías y pensamientos que es interesante integrar.
Lagom
Lagom es una filosofía de vida que viene de Suecia y que promueve la moderación y el equilibrio como claves para la felicidad.
Parte de la idea de que más no significa mejor, de este modo nos invita a vivir desde la simplicidad y a encontrar el placer en ello.
Algo que nos enseña Lagom es a cuestionarnos todo, a preguntarnos por qué hacemos lo que hacemos, por qué queremos cierto objeto, por qué comemos de esa manera
Si quieres saber más te dejo un par de lecturas para ampliar sobre este tema:
- Lagom, la receta sueca para alcanzar el equilibrio en tu vida de Linnea Dunne
- Lagom, el secreto sueco de la buena vida de Lola Akerstrom
Hygge
Este término viene de Dinamarca y se podría traducir como: disfrutar de las pequeñas cosas que nos dan felicidad. Hygge es algo acogedor y que nos aporta bienestar. Esta filosofía busca prestar atención a esas cosas y actos en lo cotidiano de las que disfutamos y que suelen pasar inadvertidas.
¿Qué puede ser hygge?
- Una ducha caliente con aceites esenciales
- Esa taza de té junto al fuego
- Un paseo por la naturaleza
- Tu rato de meditación
- Mirar los pájaros por la ventan
- Regar tus flores
- Meterte en la cama con un buen libro
Solo (que no es nada fácil) es darle más importancia a esos momentos, agarrarlos con fuerza y disfrutar de ellos.
Aquí algunas lecturas por si quieres saber más:
- Hygge, la felicidad en las pequeñas cosas de Wiking Meik.
- Hygge, el secreto danés de la felicidad de Maya Thoresen.
- Hygge, el arte de cuidar el momento presente de Christina Stub
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Última actualización: 16 de Diciembre del 2020
Maravillosa reflexión, como siempre. La vida, a pasos cortos, es más acogedora y sostenible.